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Yatropropagandética  de salud revolucionaria. (Parte I)*

En el Tíbiri-Tábara revolucionario.

«Ninguna cantidad de evidencia logrará convencer a un idiota» —Mark Twain

Algunas personas permanecen tan arraigadas en sus propias creencias y perspectivas de la vida que el maravilloso proceso de descubrir la verdad les resulta demasiado difícil y terriblemente doloroso. Puesto que a menudo escudriñar la verdad requiere cuestionar y desafiar sus propios prejuicios, y estar dispuestos a aceptar nuevas perspectivas y puntos de vista diametralmente opuestos a los suyos.

Al no estar dispuestas a considerar o aceptar información contraria a lo que ya ocupa su sistema de creencias, suele resultar sumamente frustrante y/o desafiante para aquellos que buscan persuadir o convencer a alguien que de esa forma está siendo terco o cerrado de mente.

Desde la perspectiva cognitiva conductual, la destrucción creativa puede entenderse como un proceso de cambio que implica la salida de la zona de confort y la ruptura de paradigmas y creencias establecidas. Este proceso requiere de un esfuerzo cognitivo importante, ya que implica un cambio en la forma de pensar y actuar, lo cual puede generar cierta resistencia en algunas personas.

En este sentido, la destrucción creativa puede ser vista como un desafío que requiere de una disposición para el cambio y la experimentación, lo cual no siempre es fácil de lograr. Sin embargo, se considera que este proceso puede tener efectos positivos en el bienestar psicológico y en la calidad de vida de las personas, al permitirles desarrollar nuevas habilidades y capacidades, así como ampliar su visión del mundo y su capacidad de adaptación a situaciones nuevas y desafiantes.

Para quienes aspiramos a ilustrarnos con la verdad, y su búsqueda nos resulta emocionante y gratificante, no dejamos de recurrir con paciencia a la comprensión y respeto a que no todas las personas están dispuestas o son capaces de aceptar, y/o comprender la verdad. Dado que la mayoría de las veces necesita fuertes cambios en su forma de pensar que repercuten en la de actuar.

En ese sentido, no pocos consideran que en lugar de intentar persuadir a alguien que es terco o habita en la necedad, es más eficaz enfocarse en aquellos que están dispuestos a escuchar y considerar diferentes perspectivas. De cierta forma, los amantes de la verdad encuentran siempre esa ruta por la inteligencia emocional que logren vislumbrar el camino de salida de nuestra propia ignorancia.

A fin de cuantas la verdad es como ese continuo viaje en espiral que tiende al infinito, en el que estamos explorando, descubriendo, aprendiendo y evolucionando, ayudándonos a crecer y desarrollarnos como personas, como miembros de grupos y como sociedad. Es un esfuerzo que requiere humildad, paciencia, respeto y una mente abierta para poder considerar diferentes perspectivas y seguir evolucionando en nuestra comprensión del mundo.

«Verdad viene de Alétheia. “A” es una partícula privativa, “lethia” es el lethos, el olvido, del olvido viene el río Leteo, que hay que cruzar para llegar al Tártaro. La verdad es quitar el velo, el olvido. La verdad es recordar. Desolvidar. Así está en Parménides. Veritas, en latín, no tiene la misma profundidad. La verdad está siempre en todas partes» Antonio Escohotado

Es ampliamente reconocido que la realidad puede resultar difícil de aceptar para algunos, especialmente aquellos que han sido educados en sistemas dogmáticos o ideologías rígidas que limitan su perspectiva y les impiden cuestionar la información que reciben.

Es el caso de quienes todavía conviven bajo las sobras del Volksgeist « un término alemán que se refiere al “espíritu del pueblo” o al “carácter nacional”, relacionado con el llamado espíritu del Homo sovieticus, esa “alma de la nación rusa” que los predispone a aferrarse a sus implantadas e importadas dogmáticas ideas, como nuestra variante antropológica y cultural, el que doy por nombre Homo Revolucionarius kubinskiy, para quien la realidad tal como es, puede resultar un ingente desafío.

Cuando estos individuos son confrontados con argumentos y se les acorrala con datos contrastables e irrefutables que no concuerdan con sus creencias, dogmas y esquemas de pensamiento aprendidos, a menudo recurren a la irracionalidad, el sentimentalismo implantado y la evasión a toda costa de la disonancia cognitiva que les genera. Eludiendo además su responsabilidad personal, así como la de dentro del grupo y para con los demás.

En una forma de enterrar la cabeza en la propia mentira, como el avestruz, para no tener que enfrentar la verdad, negando así la realidad que se les presenta y a la que realmente pertenecen. Es una muestra más de la complejidad humana y de la forma en que nuestras creencias pueden limitar nuestra comprensión del mundo. Terminando en una atmósfera surrealista y alienante que caracteriza y sobrepasa el imaginario Kafkiano.

«La limonada es la base de todo», según el puesto a dedo Miguel Díaz-Canel Bermúdez títere actual de la Dinastía Castro, popularmente conocido como el “singao” de Cuba.

Esto desde la psicología social podría explicarse parcialmente mediante la perseverancia de las creencias, haciendo referencia a la tendencia de las personas a mantener sus creencias y actitudes incluso después de recibir información que las contradice. Es decir, una vez que se ha formado y arraigada una creencia, esta tiende a persistir y resistir el cambio, incluso en presencia de evidencia que sugiere lo contrario.

Esta perseverancia puede tener varios trasfondos, como la resistencia cognitiva, que ocurre cuando las personas filtran o interpretan selectivamente la información que reciben para evitar que contradiga sus creencias preexistentes. También puede estar influenciada por factores emocionales, como la necesidad de mantener una sensación de coherencia o control sobre el mundo.

Una fuerte perseverancia de las creencias puede tener importantes consecuencias, ya que puede llevar a las personas a mantener creencias falsas o desactualizadas, incluso cuando se enfrentan a información que sugiere lo contrario. Por lo tanto, es importante ser conscientes de esta tendencia y estar abiertos a revisar y actualizar nuestras creencias y actitudes a medida que se presenta nueva información.

Esta perseverancia genera y/o acompaña una especie de “intolerancia a la incertidumbre” representa un estado en el que los individuos aún expuestos a bajos grados de incertidumbre, situaciones inciertas o ambiguas, tendrán una respuesta desproporcionada hacia ella, generando una fuerte reacción emocional, con excesiva preocupación catastrófica, generadora de gran estrés, de agresividad y violencia. Por lo que la mayoría de las veces su respuesta inicial hacia ella resulta en evitarla o tratar de eliminarla o controlar estas situaciones a toda costa.

«“Nos han demostrado que a través de un texto, una imagen o la obra de toda una vida es preferible el dolor de saber”, escribió Sánchez»

Al Homo Revolucionarius kubinskiy le han sustituido abruptamente su Dios, por la “Revolución Socialista” más que “cubana”, convertido así en aquel último hombre de Nietzsche, aquel que prefiere que un constructo distópico, una ambigüedad disfrazada de deidad le salve de sí mismo, para no enfrentar la realidad de que estamos solos y el ingente esfuerzo por salvarse a sí mismo en la búsqueda de la verdad. 

Visto así, el Homo Revolucionarius kubinskiy es un individuo conformista, adaptado a una sociedad homogénea y mansa, con una baja capacidad de razonamiento crítico, un grado de ignorancia y falta de motivación que le impiden buscar nuevos retos y superar los límites. Su sesgada cultura y estrecho espectro de educación le llevan a conformarse a los valores y normas establecidos sin cuestionarlos, lo que le lleva a una falta de madurez personal y una carencia de propósito y significado en la vida.

Continúa vagando en el tiempo como ese hombre masa de Ortega y Gasset, quienes, desde una perspectiva psicoanalítica, se puede decir que ambos comparten una fuerte dependencia de una figura de autoridad, ya sea un líder político carismático o una ideología embaucadora, para establecer su identidad y sentido de pertenencia. Ambos pueden tener una baja tolerancia a la ambigüedad y la incertidumbre, prefiriendo soluciones simplistas y estereotipadas a problemas complejos.

El Homo Revolucionarius kubinskiy atesora una fuerte necesidad de pertenencia y afiliación a un grupo colectivo, y la subordinación de los intereses individuales a los intereses del grupo o de la ideología. Así, su sentido de identidad está construido en gran medida alrededor de su relación con el constructo distópico de la “revolución cubana”. Esta necesidad de adhesión podría ser el resultado de una serie de factores, incluyendo la historia y la cultura cubana, así como experiencias personales de marginalización o exclusión social.

En términos sociológicos, el Homo Revolucionarius kubinskiy podría ser visto como un individuo que se encuentra en una posición subordinada con relación al poder establecido, que encuentra en la pertenencia a un grupo “revolucionario” una forma de ejercer cierta influencia y control sobre los otros y su entorno. Un cobarde que arrodilla su moral ante la de la muchedumbre castrista.

En términos de educación y grado de ignorancia, el Homo Revolucionarius kubinskiy permanece profundamente influenciado por un sistema educativo altamente politizado y profundamente sesgado, que fomenta una ideología revolucionaria y excluye ideas o pensamientos que se consideran opuestos a ella.

Esto puede limitar su capacidad para cuestionar críticamente las suposiciones y creencias fundamentales de su ideología desde edades muy tempranas de la vida. Presentando y reforzando una vez más la dificultad para aceptar información o argumentos que no concuerden con su visión del mundo y para considerar perspectivas diferentes a la suya.

En términos neurocognitivos, el Homo Revolucionarius kubinskiy acentúa su resistencia al cambio y su ya fuerte tendencia a la conformidad con las normas y expectativas sociales del grupo. Muestra una tendencia a la polarización cognitiva, es decir, a pensar de manera dicotómica, en términos de blanco y negro, sin reconocer las complejidades y matices de la realidad.

Reflejo directo, además de una baja tolerancia a la frustración, por ser más propenso a la polarización de pensamiento y a la adopción de posiciones extremas, manifiesto en su tendencia a reaccionar de manera emocional ante situaciones de tensión o conflicto.

«El hecho de que personas jóvenes, inteligentes y bien intencionadas estén dispuestas a llamar blanco al negro es una situación preocupante. Nos hace dudar de nuestros sistemas educativos y de los valores que guían nuestro comportamiento» —Solomon Eliot Asch, (1955).

En la forja de su carácter y personalidad, el Homo Revolucionarius kubinskiy parece ser influenciado por un fuerte sentido de identidad colectiva basado en su pertenencia a la ideología revolucionaria del gobierno cubano. Por lo que su conducta se caracteriza por la lealtad supuestamente inquebrantable a la “causa” revolucionaria, así como por la disposición a actuar violentamente en contra de aquellos que consideran una amenaza a su sistema político, por muy inhumano o irracional que esto sea.

Esa inmadurez personal adquirida y tribal del Homo Revolucionarius kubinskiy contribuye a las dificultades para asumir responsabilidad por sus acciones, y repercutiendo incluso en su forma de establecer relaciones interpersonales satisfactorias, especialmente con aquellos que no comparten su pensamiento gregario.

Representa así, otra reencarnación de la estupidez humana”, esa condición universal y atemporal a lo largo de la “Historia de la estupidez humana” según Paul Tabori, que como fenómeno personal no determinado por la herencia o las influencias externas, sino que es el resultado de su propio comportamiento y duro esfuerzo personal por alcanzar y mantener ciertos grados de estupidez en muchas de sus variadas formas, como la jactancia, la codicia, la vanidad, la credulidad, el conformismo, el temor, los mitos y el prejuicio.

Esta perturbadora estupidez, originada por una mezcla de legalismo y de utopías que ya le va costando más a la humanidad que el resto de todos los males, incluidas por supuesto las guerras. Es además harto difícil de erradicar, habiendo sobrevivido a innumerables impactos directos de críticas y burlas a lo largo del tiempo, sin apenas haber sido perjudicada ni en lo más mínimo.

Como personificación de la idiotez humana, el Homo Revolucionarius kubinskiy, es el prototipo al que el paternalismo del Estado totalitario le mantiene aún más enajenado, en un estado de adolescentismo crónico, dentro de los límites al pensamiento en su “generación idiota” de la que nos ilustra Agustín Lage, dotada de total la falta de compromiso y responsabilidad cívica, de actitud apática y desinteresada en los asuntos públicos que contribuye a perpetuar los problemas y desafíos que enfrenta la sociedad.

Todo para terminar, siendo otro idiota latinoamericano más, retratado por Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Alvaro Vargas Llosa. Ese típico conformista, cuya falta de educación, y cultura lo somete a la superficialidad simplista reflejada en su falta de responsabilidad personal y de compromiso con la sociedad. Acólitos del populismo, carentes de interés real por el desarrollo del país, sin disposición alguna a trabajar por el bien común. Monumentos inamovibles al verdadero obstáculo para el progreso y la prosperidad de nuestra región.

Así adquiere su boleto a la infamosa «La nave de los necios» ya cargada de otro montón de “insensatos”, el Homo Revolucionarius kubinskiy, vagando por su inacabable trasegar hacia constructos mal paridos durante el sueño de la razón, los espejismos oníricos de “Comungania” y “Socialgonia”, sin haber salido jamás de su natal “Archipiélago kubinskiy”.

Intoxicados, habitan en ese estado quiescente de profundanecedad” mortalmente anunciada por Dietrich Bonhoeffer, inmersos como zombies en esa especie de “complacencia peligrosa” que lleva a las personas a aceptar y apoyar el mal sin aparentemente darse cuenta de las consecuencias.

Un estado de ignorancia extrema, en el que su falta de fe, de conciencia crítica, y compromiso moral consigo mismo, y con la sociedad, les impide reconocer su propia estupidez y limitaciones, imposibilítanosle la capacidad de desarrollar una comprensión profunda y auténtica del mundo en el que viven. Reflejándose conductualmente en su profunda falta de responsabilidad individual y colectiva.

La “necedad” en su grado extremo en el Homo Revolucionarius kubinskiy se palpa en su falta de capacidad para razonar críticamente y cuestionar las ideas y creencias que le han inculcado. Esto ha llevado a una aceptación ciega de la ideología más castrista que verdaderamente revolucionaria, sin la capacidad no solo de considerar o respetar siquiera otras perspectivas o puntos de vista.

Si no que no logra ver claramente los límites entre el sí mismo, y la “Revolución”, la “Patria”, y el “Estado”. Vagando en un lodazal donde la doctrina y dogmas colectivos dictan, terminan moldeando y definiendo los conceptos y contornos de la moral y la ética. No logra determinar en qué punto termina el deber del Estado (Poder) como protector autorizado, y el pueblo, al que teóricamente debería proteger.   

El Homo Revolucionarius kubinskiy ha sido programado para creer que todo lo que se opone al régimen es un enemigo del pueblo, sin tener en cuenta los derechos humanos básicos o las libertades civiles. Esta falta de capacidad para considerar los derechos y necesidades de los demás, incluso aquellos que no comparten su ideología, ha llevado a una justificación de la represión y la opresión no solo del pueblo cubano, sino de él mismo como su ciudadano.

Además, esa necedad le ha llevado a una falta de responsabilidad personal y una dependencia excesiva del Estado, incluso en situaciones en las que el Estado ha demostrado no ser capaz de brindar soluciones efectivas. Esta dependencia que implica la pérdida de iniciativa y la falta de creatividad e innovación, lo que ha impedido el progreso y el desarrollo de la sociedad cubana.

«La necedad es la madre de todos los males» —Cicerón

Se trata de la necedad como epidemia, de la que alertó el teólogo y pastor luterano alemán, Dietrich Bonhoeffer que a menudo es considerada peor que la maldad debido a que implica una cruel ignorancia voluntaria, una falta de conocimiento o entendimiento que ocasiona acciones dañinas o destructivas.

Y que, a diferencia de la maldad, que puede ser motivada por una variedad de factores, incluyendo la ambición, la codicia o la venganza, la necedad se basa en la absurda negación o rechazo de la verdad y la evidencia disponible.

Bonhoeffer argumentó que la necedad es peligrosa porque conduce a la indiferencia y la inacción frente a las injusticias y frente al mal en el mundo, y a menudo se utiliza como una forma de justificar la falta de acción.

La maldad puede ser el resultado de la elección deliberada de causar daño a otros, mientras que la necedad puede dar como resultado un daño no intencional, pero no por eso menos grave. La necedad también suele ser difícil de combatir, ya que aquellos que la sufren a menudo no están dispuestos a aceptar información nueva o diferente que contradiga sus creencias arraigadas. Esto puede ocasionar un estancamiento y una falta de progreso en la búsqueda de soluciones a los problemas, lo que puede tener consecuencias graves para la sociedad en general.

En lugar de aceptar la necedad, Bonhoeffer llamó a las personas a comprometerse con la verdad, la justicia y la responsabilidad, incluso si eso significa salir de su zona de confort y enfrentar riesgos y consecuencias.

Pero el Homo Revolucionarius kubinskiy convertido en un ente autómata al que su dependencia del Estado paternalista le ha causado esa baja capacidad de lidiar con la ausencia de certezas en los razonamientos.  Con la imposibilidad de salidas fáciles ante problemas complejos, que les predispone a reaccionar emocionalmente cuando enfrentan problemas que generan incertidumbre, impidiéndole lo que se conoce en psicología como la necesidad de cierre cognitivo, que le brindan la seguridad y la certeza de los pensamientos absolutistas, y profundamente polarizados, para los que solo existen o son relevantes las categorías dicotómicas, lo bueno y lo malo, la “revolución socialista” o la “contrarrevolución mercenaria”.

Esta necesidad de cierre cognitivo, o sea su incapacidad para vivir sin respuestas y de pensamiento dogmático absoluto, puede llevar al Homo Revolucionarius kubinskiy a un estado autoritario y perjuiciosos personales de arrogancia, al cerrarse a nuevas ideas y a nuevas perspectivas, que le impide reconocer la complejidad y la diversidad de la realidad, lo que limita su capacidad para adaptarse y responder de manera efectiva a los desafíos que enfrenta la sociedad.

Además, esta falta de apertura y flexibilidad en el pensamiento extremista y rígido puede llevar a la intolerancia hacia quienes tienen perspectivas diferentes, y a la negación de la diversidad y la complejidad de la realidad.

Esa necesidad de cierre cognitivo para evitar la disonancia cognitiva es un rasgo distintivo del Homo Revolucionarius kubinskiy con un esquema de pensamiento intolerante al que disiente. El mismo que vocifera bazofias revolucionarias en los inmorales e inhumanos actos de repudio que practican los castristas.

«La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar» —Mario Vargas Llosa

Para las neurociencias y las ciencias sociales, aunque no hemos sido, ni somos los únicos, los cubanos actualmente somos el vivo ejemplo de cómo todo un pueblo puede sufrir de una especie de fanatismo tal que termina quedando ciego ante todo lo que pueda poner en riesgo la doctrina para la que le han programado.

Y como algunos ya quizás sospecharan a lo que hago referencia es a las distorsiones cognitivas y en particular a un tipo de sesgo cognitivo denominado, sesgo de confirmación o confirmatorio.

«Entre lo que pienso, lo que quiero decir, lo que creo decir, lo que digo, lo que quieres oír, lo que oyes, lo que crees entender y lo que entiendes, existen nueve posibilidades de no entenderse» —Bernard Werber. “L’Encyclopédie du savoir relatif et absolu”.

Probablemente, la teoría conspirativa que más acepte, el Homo Revolucionarius kubinskiy creyéndola o no, es la de que todos los disidentes, opositores y activistas por los derechos humanos y la democracia en Cuba son mercenarios al servicio del gobierno de los EE. UU. y la CIA. Además, se ha utilizado ampliamente como una estrategia para desacreditar a los activistas, los disidentes y opositores, y justificar así la represión y la violencia contra ellos.

Así como probablemente el argumento falaz que más acepta y confía el Homo Revolucionarius kubinskiy es el de que Cuba es una “potencia médica” y que el sistema de salud cubano es un ejemplo a seguir para el resto del mundo. Cuando en realidad es solo una forma de propaganda política que busca exaltar los logros del régimen cubano, sin reconocer las fallas y limitaciones del agonizante sistema de salud cubano.

En el caso del sistema de salud cubano, se tiende a generalizar a partir de algunos escasos éxitos en la atención médica, pero sin tener en cuenta otros aspectos como la falta de recursos y medicamentos, la baja calidad en la atención en los hospitales, la falta de libertad para elegir médicos y tratamientos, entre otros.

Permítanme ahora, por favor, otra imprescindible perorata de matizados tecnicismos:

En general, un «sesgo» o «error sistemático» hace referencia a cualquier tipo de error no aleatorio, distorsión o desviación de la verdad, que pueda influir en los resultados de una observación, investigación o en la toma de decisiones. Los sesgos son errores predecibles, que pueden tener un impacto significativo en los resultados y conclusiones, por lo que es importante conocerlos, para tenerlos en cuenta y tratar de minimizarlos o eliminarlos en la medida de lo posible.

Por su parte, los errores aleatorios son fluctuaciones al azar, por lo tanto, impredecibles, que se producen cuando se realizan mediciones repetidas. Estos errores tienden a afectar los resultados de manera uniforme en todas las mediciones, lo que significa que no afectan significativamente la precisión (fiabilidad) del experimento, pero pueden afectar la exactitud (validez).

En resumen, los errores aleatorios son impredecibles y tienden a afectar uniformemente todas las mediciones, mientras que los errores sistemáticos son predecibles y afectan los resultados en una dirección específica. Ambos tipos de errores deben ser minimizados o eliminados en la medida de lo posible para obtener resultados precisos (fiables) y exactos (válidos) en una investigación o experimento. Pero, mientras los errores aleatorios generan resultados imprecisos, los sesgos generan resultados poco o no válidos.

Desde el punto de vista de la metodología de la investigación científica, y para los investigadores, especialmente los que investigamos con y en personas, es imprescindible perseguir, después de acatada la ética, que el estudio sea preciso, válido, y reproducible (contrastable), independientemente del tema y los objetivos del estudio, o del mayor o menor interés para el lector o para la comunidad científica.

Para ello es necesario utilizar metodologías adecuadas y rigurosas, diseñar muestras representativas, medir las variables de manera precisa, y aplicar pruebas estadísticas adecuadas para analizar los datos. Además, es importante que el estudio sea reproducible, es decir, que otros investigadores puedan realizar el mismo estudio con los mismos métodos y obtener resultados similares. De esta forma, se puede confirmar la validez de los resultados y obtener un consenso científico en torno al tema estudiado.

Esto, que parecieran puros tecnicismos en el campo de las ciencias biomédicas y médicas como tal, tiene además una envergadura en el campo de la ética que protege no solo a los pacientes, sino también a los animales para experimentación incluidos nosotros, los seres humanos. Un estudio mal planificado, o en el que se menosprecia su calidad científica, metodológica, bioestadística, carece también de ética profesional y hasta de inhumana moralidad.

En primer lugar, si un estudio está mal planificado o si no se crean o no siguen los protocolos adecuados, puede poner en riesgo la seguridad y el bienestar de los sujetos de investigación, ya sean humanos o animales. Esto va en contra de los principios éticos fundamentales de la investigación, que buscan proteger a los sujetos de cualquier daño innecesario.

Además, un estudio mal planificado o con poca calidad científica puede generar resultados inexactos o engañosos, lo que puede tener graves consecuencias para la salud pública y la toma de decisiones médicas. Esto también va en contra de la ética profesional y la responsabilidad de los investigadores de generar evidencia científica confiable y de alta calidad.

Por último, la falta de ética y moralidad en la investigación también son un problema cuando se trata de cuestiones sociales y de justicia. Es por eso por lo que la ética en la investigación debe considerar no solo la seguridad y el bienestar de los sujetos de investigación, sino también las implicaciones sociales y de justicia de los estudios.

Por su parte, un sesgo cognitivo es una distorsión sistemática en el procesamiento de la información que conduce a una interpretación incorrecta o irracional de los estímulos. Estos errores o desviaciones pueden ser influenciados por factores como la experiencia previa, las emociones, las creencias, los valores y la cultura.

Estos errores del pensamiento tienden a afectar la toma de decisiones, la percepción de la realidad y la evaluación de la información, lo que puede conducir a una comprensión distorsionada de los hechos y a comportamientos que no son óptimos o adaptativos.

Aunque se le llamamos «sesgo», son errores sistemáticos que cometemos al procesar la información y no necesariamente implican una equivocación en el pensamiento, ya que en algunos casos los sesgos pueden ser útiles como atajos mentales o necesarios para simplificar la complejidad de la realidad, ahorrar recursos cognitivos y tomar decisiones rápidas, aunque casi siempre con muchas posibilidades de equivocarnos. Y se consideran en gran medida como productos de la evolución en el procesamiento de la información.

«Un sesgo cognitivo es un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento mental, lo que lleva a una distorsión, juicio inexacto, interpretación ilógica, o lo que se llama en términos generales irracionalidad, que se da sobre la base de la interpretación de la información disponible, aunque los datos no sean lógicos o no estén relacionados entre sí»

Dentro de los sesgos cognitivos, el sesgo de confirmación pertenece al grupo de los sesgos sociales que son tendencias o prejuicios cognitivos que influyen en la forma en que procesamos, interpretamos y recordamos la información social, basándonos en nuestras propias experiencias, actitudes, prejuicios y estereotipos.

Estos sesgos pueden tener un impacto en nuestras percepciones, en nuestras decisiones, juicios y comportamientos hacia ciertas personas o grupos. Los sesgos sociales pueden también tener consecuencias negativas para la igualdad, la justicia y la convivencia en una sociedad.

«Los sesgos sociales se denominan generalmente sesgos atribucionales y afectan a nuestras interacciones sociales de cada día, también están presentes en la probabilidad y toma de decisiones. Ante un estado de confusión, es importante precisar y destacar los mecanismos netamente cognitivos de los intelectivos, ya que estos últimos corresponden en la intuición a sesgos preceptivos conocidos comúnmente como falacias».

Los sesgos sociales y las falacias lógicas son conceptos distintos en el ámbito de la psicología y la argumentación, respectivamente. Ambos forman parte de nuestra vida cotidiana, por lo que conocerlos y diferenciarlos con pensamiento crítico, se vuelve cada vez más crucial en la búsqueda diaria de la verdad.

Las falacias lógicas son errores en el razonamiento o fallas de argumentación que no siguen las reglas de la lógica o la razón (razonamiento distorsionado), debilitando al argumento e invalidando la conclusión a la que se ha llegado.

Por ejemplo, dentro de las falacias más incurridas por la maquinaria propagandística del régimen castrista y sus dirigentes están, la falacia ad hominem, que es atacar al argumentador en lugar de su argumento, y la falacia de falsa dicotomía que es presentar una elección entre dos únicas opciones cuando en realidad hay más opciones posibles.

En resumen, los sesgos sociales se refieren a la forma en que las personas procesan información, mientras que las falacias lógicas se refieren a la forma en que se construyen y argumentan los razonamientos. Los sesgos cognitivos con frecuencia son una tendencia a cometer una falacia lógica como argumento.

El escenario cotidiano actual refleja un abismal incremento en la disponibilidad de información, incluida las útiles en la toma de decisiones, pero a su vez la ingente cantidad de información existente limita gravemente la posibilidad de obtener información de calidad.

«El sesgo de confirmación o sesgo confirmatorio es la tendencia a favorecer, sobrevalorar, buscar, interpretar, y recordar, la información que confirma nuestra preconcepción, o sea, nuestras propias creencias, valores o hipótesis, dando desproporcionadamente menos consideración a posibles alternativas, infravalorándolas, ignorándolas, e incluso tergiversándolas»

En definitiva, las «cosas (objetos/hechos)» no son como las vemos, o no las vemos solo desde una perspectiva lógica objetiva, sino que, lo hacemos primero a través del lente de nuestras percepciones, procesos psicológicos limitados y limitantes, como resultado de una interpretación personalizada de la realidad. Interpretación que pasa por nuestra “forma de pensar” edificada desde la forma de pensar de nuestros padres, abuelos, maestros, amigos, y muchas más generaciones.

Lo mismo que nuestro pensamiento, que es, básicamente, una representación personalizada de la realidad y por ende no puede ser la realidad en sí misma.

«No vemos las cosas como son, sino que vemos las cosas como somos nosotros» El Talmud de Babilonia.

Muchos de los sesgos y de las falacias son considerados Distorsiones Cognitivas, o sea Errores del Pensamiento que distorsionan la realidad y conducen a decisiones erróneas. Representan “malos” hábitos de pensamiento automáticos a través de los que realizamos interpretaciones erróneas de la realidad, deformándola, llevándonos a percibir el mundo de forma poco objetiva y disfuncional, acarreándonos problemas desencadenando emociones negativas que generan conductas desadaptativas y/o no deseadas.

«Las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos» —Epícteto

Es ampliamente aceptado que independientemente del tipo de acontecimiento o su envergadura, no son en sí mismos los que desencadenan la avalancha de las emociones, sino que tiene relativamente más peso, la interpretación personal que hacemos de ellos, o sea, la manera de percibirlos y el modo en que los interpretamos. Al mismo tiempo que nuestros pensamientos tienen una importante influencia en nuestros estados de ánimo, y finalmente en nuestra conducta.

Durante nuestro desarrollo, a través de las experiencias personales (y ajenas), de la educación y la cultura, vamos construyendo y desarrollando nuestra manera de pensar, y generando «esquemas de pensamiento» habitual, más o menos rígidos, que se instalan a niveles cognitivos en nuestro «sistema de creencias» con gran congruencia entre ambos.

Con mucha frecuencia actuamos de diferentes formas ante situaciones similares, dado que al analizar las distintas situaciones lo hacemos desde varias perspectivas. Pero en ocasiones, sin saberlo, evaluamos de manera errónea la información a procesar, malinterpretando la situación y realizando juicios distorsionados que terminan limitándonos y generando malestar psíquico o disonancia cognitiva.

«Lo que una generación no resolvió, lo repite y lo transmite a la siguiente» (atribuida a varios autores).

El mundo de nuestra mente vive una lucha, en la búsqueda del equilibrio interno entre las antiguas y las nuevas formas de pensar, en especial ante la toma de decisiones que involucran las creencias, los valores, los mitos y los miedos que nos fueron transmitidos casi automáticamente (de una generación a otra), sin que en la mayoría de los casos nos percatemos de ello.

Muchas veces repetimos patrones de pensamiento y conducta, incluso de generaciones anteriores, sin jamás habernos detenido a cuestionarnos si comulgamos con ellos, si están acorde con nuestra forma de ser, o si ya no son vistos de igual manera en la sociedad nuestra actual.

Tenemos un ancla poderosa que es la verdadera fuerza que sostiene nuestros vínculos familiares más profundos, atracciones invisibles que denominamos los compromisos de lealtad. Precisamente la lealtad representa uno de los principales vínculos intergeneracionales. Según el significado y los vinculo de los individuos con la lealtad es posible entender las funciones que cumple en un determinado grupo.   

La teoría intergeneracional, también conocida como teoría de la transmisión intergeneracional, se refiere al proceso mediante el cual las actitudes, valores y comportamientos se transmiten de una generación a otra dentro de una familia y cómo estas relaciones afectan a la dinámica y funcionamiento de esta dentro de la sociedad.

Por otro lado, la teoría multigeneracional se refiere a las formas en que las experiencias y patrones de comportamiento pueden transmitirse de una generación a otra, y cómo estos patrones pueden influir en el desarrollo y comportamiento individual. Ambas teorías se centran en las relaciones entre diferentes generaciones, pero tienen enfoques ligeramente diferentes.

Los compromisos de lealtad generan lazos imperecederos, que se reflejan en nuestro comportamiento cotidiano, como el respeto, el interés y la preocupación por los demás, los cuidados físicos, la forma de expresar los sentimientos, la frecuencia en que necesitamos comunicarnos y lo hacemos, etc. Comportamientos como múltiples formas de expresión de nuestra lealtad sobre la base de nuestros vínculos entre generaciones pasadas y futuras.  

La teoría intergeneracional se ha aplicado al estudio de la transmisión de valores políticos e ideológicos dentro de las familias y su influencia en las creencias y comportamientos políticos de los individuos en las generaciones siguientes.

Se ha investigado cómo los valores políticos y la orientación ideológica de los padres se transmiten a sus hijos a través de procesos de socialización y cómo esto puede influir en la participación política y la orientación ideológica de los hijos en la edad adulta.

La teoría intergeneracional también se ha aplicado al estudio de la transmisión de prejuicios y actitudes hacia grupos étnicos, religiosos u otros en la familia y su efecto en las actitudes y comportamientos de las generaciones posteriores.

La teoría multigeneracional también se ha aplicado a la transmisión de valores políticos e ideológicos en contextos totalitarios y autoritarios. Algunos estudios han explorado cómo las creencias políticas pueden transmitirse a través de generaciones y cómo la socialización política en el hogar puede influir en las actitudes y comportamientos políticos de los individuos a lo largo de su vida.

Estos estudios han encontrado que la socialización política en la familia puede ser un predictor importante de la participación política y la ideología política de los individuos en la edad adulta.

Teniendo en cuenta que, nos guste o no, según algunas estimaciones, todos los días tomamos aproximadamente 2000 decisiones ante las cuales, sin siquiera notarlo, nuestra mente se enfrenta a una poderosa beligerancia entre la intuición y la lógica.

Por sencillo que parezca, la velocidad con la que pensamos y ese número de decisiones a tomar nos dificulta ser consciente de la mayoría de los pensamientos a lo largo de nuestras horas de vigilia, por lo que son automáticos y previamente aprendidos.

En el momento de interpretar diversas situaciones, se activarán los esquemas de pensamiento generalmente irracionales, que a nuestro parecer serán objetivos y basados en los datos aportados, cuando en realidad tenemos una información sesgada de los acontecimientos que determina una mala decisión y conductas inadecuadas posteriores. Esas conductas disfuncionales terminan reforzando a los mismos esquemas de pensamiento que le dieron su origen, perpetuándose la dinámica en un bucle.

«Estamos configurados para poder tomar decisiones de forma muy rápida y eficaz, con muy pocos datos, sin tener que disponer de toda la información ni de mucho tiempo y energía para poder pensar» — Helena Matute, profesora de psicología de la Universidad de Deusto, en España, y autora del libro “Nuestra Mente nos Engaña”.

Dado que las distorsiones cognitivas están presentes en mayor o menor medida en la vida cotidiana de todos, ser conscientes de los errores cognitivos más frecuentes que cometemos, conocerlos y analizarlos nos ayuda a comprender que no siempre la realidad es como uno la cree, y nos permitirá desarrollar pensamientos más racionales y objetivos no solo en la toma de acertadas decisiones informadas, sino en el bienestar de una mente más clara y saludable.   

«Nuestra vida es una creación de nuestra mente» —Buda

Debemos comentar que estos fenómenos no deben ser confundidos con los prejuicios sociales, de los cuales la mayoría de las personas coincide en que son algo negativo y que está mal tenerlos. Ya sea por presión social o por una mayor sensibilidad y empatía hacia otras personas, la mayoría de la sociedad coincide en que prejuzgar a los demás no está bien, y que se debe hacer un esfuerzo para tratar de superarlos.

Por otro lado, los prejuicios sociales son diferentes de las distorsiones cognitivas, ya que los prejuicios son actitudes negativas hacia ciertos grupos de personas, basados en estereotipos y generalizaciones injustas y sin fundamento. Aunque todos tenemos prejuicios en mayor o menor medida, es importante reconocerlos y hacer un esfuerzo consciente para superarlos, ya que pueden perpetuar la discriminación y la injusticia social. Como dijo Martin Luther King Jr., “No juzgues a una persona por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter”.

Esto cobra valor inestimable en un mundo globalizado y altamente interconectado en el que las campañas de marketing cada vez son más sofisticadas que recurren a la economía conductual, y a técnicas de neuromarketing, es decir, que utilizando conocimientos neurocientíficos en la publicidad sacan provecho de la puesta en marcha del condicionamiento de nuestros sesgos cognitivos.

El marketing utiliza los sesgos cognitivos para influir en nuestro comportamiento de compra y hacernos creer que necesitamos o queremos algo que quizás no sea así. Algunos de estos sesgos son el efecto ancla, la aversión a la pérdida, el efecto halo o la falacia del costo hundido. Estos sesgos pueden ser explotados por el marketing para inducirnos a comprar cosas que no necesitamos, que no nos benefician o que nos perjudican.

El marketing es el arte de persuadir a las personas para que compren un producto o servicio. Pero ¿qué pasa cuando el marketing se convierte en una forma de engañar o influir en nuestra mente sin que nos demos cuenta? ¿Qué herramientas tenemos para defendernos de las técnicas de neuromarketing que aprovechan nuestros sesgos cognitivos?

Por ejemplo, la generalizada tendencia inconsciente de evaluar un precio de $99,99, como muy inferior al de $100, cuando la diferencia real es prácticamente despreciable en cuanto al gasto. O la influencia en nuestra toma de decisiones que tiene la información inicial sobre los juicios emitidos posteriormente. Fenómeno conocido como “efecto ancla”, que hace que nos sintamos motivados a pagar un alto precio por algo que continúa siendo caro, o de menor valor.

El efecto ancla es una técnica de persuasión que consiste en influir en la percepción de una persona sobre un tema o una decisión mediante la presentación de una información inicial que sirve de referencia o anclaje. Esta información puede ser verdadera o falsa, relevante o irrelevante, pero lo que importa es que condiciona la forma en que la persona evalúa las informaciones posteriores y las opciones disponibles.

En otras palabras, es un fenómeno psicológico que consiste en que la primera información que recibimos sobre algo influye en nuestra percepción posterior, aunque sea irrelevante o falsa. Es una forma de sesgo cognitivo que puede ser aprovechada por quienes quieren manipular nuestra opinión o nuestro comportamiento.

Esta tendencia a basar nuestras estimaciones en la primera información que recibimos, aunque sea irrelevante o engañosa, ocurre, por ejemplo, cuando se nos muestra un precio inicial que nos parece exorbitante, por ejemplo $1000 por una laptop, y debajo vemos que está “rebajada” a $899 y nos parece tremenda oferta de rebaja, cuando en realidad no ha variado tanto el precio y seguramente las hay mucho más baratas en el mercado, incluso en el propio establecimiento.

«La introducción de anclajes en los puntos finales de la serie, o inmediatamente encima o debajo de la serie, provocará un desplazamiento en la distribución de los juicios de los estímulos en serie en la dirección del anclaje»

Pero el “efecto ancla” no solo se aplica en el mercado, sino también en la política. Un caso muy ilustrativo es el del totalitarismo castrista en Cuba, que desde hace más de 60 años utiliza esta técnica para manipular y desinformar a la población sobre la realidad del país y del mundo.

El “efecto ancla” es también utilizado por el totalitarismo castrista, por ejemplo, cuando utiliza datos de salud del país antes del 1959 y los compara con los de la actualidad, concluyendo que la supuesta diferencia es mejoría y que esta ha sido logro de la salud pública por la “revolución”, a pesar de que los datos de antes de 1959 por lo general no son comparables debido a diferentes condiciones sociales, económicas y de salud.

En vez de poner en contexto ambos períodos y compararlos con el resto de los países, en sus correspondientes momentos históricos, por ejemplo. En cualquier caso, el uso de comparaciones selectivas y engañosas de datos por parte del gobierno o entidad subordinada puede ser una forma de manipulación y desinformación máxime si no tienen contrapesos políticos.

El castrismo ha recurrido al “efecto ancla” para justificar su modelo político y económico, que ha llevado a Cuba a una situación de pobreza, atraso y dependencia. Así, ha presentado la revolución como una liberación del dominio estadounidense, que supuestamente había convertido a Cuba en un “burdel” y una “neocolonia”. Sin embargo, esta visión ignora que Cuba era una de las naciones con mayor crecimiento y desarrollo de América Latina antes de 1959, con indicadores sociales y culturales superiores a los de muchos países de la región.

El “efecto ancla” es una herramienta poderosa para influir en la opinión pública, pero también puede ser contrarrestada con el acceso a la información plural y veraz, el pensamiento crítico y la comparación objetiva. Por eso, el castrismo ha tratado de controlar todos los medios de comunicación y educación, así como de limitar el acceso a internet y las redes sociales.

El régimen castrista ha utilizado la “Revolución Cubana” como un ancla histórica para legitimar su poder y para generar una identidad nacional basada en el antiimperialismo, el patriotismo y el sacrificio. Así, ha presentado la Revolución como un hecho heroico, glorioso e irreversible, que liberó a Cuba del dominio extranjero y le dio soberanía e independencia.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la Revolución Cubana se convirtió en una dictadura comunista que eliminó las elecciones libres, la libertad de expresión, la propiedad privada y los partidos políticos. Además, estableció una alianza con la Unión Soviética y se enfrentó a Estados Unidos, lo que provocó un embargo económico y una serie de conflictos diplomáticos y militares.

De esta manera, el régimen castrista ha intentado fijar en la mente de los cubanos una imagen idealizada y distorsionada de la Revolución Cubana, que les impida cuestionar o criticar su gestión o buscar alternativas políticas. Sin embargo, esta estrategia ha perdido efectividad con el paso del tiempo, debido al deterioro de las condiciones de vida de los cubanos, al acceso a otras fuentes de información y al cambio generacional.

La salud pública: como ancla estadística ha sido otro claro ejemplo de cómo el régimen castrista ha usado el “efecto ancla” para manipular la opinión pública. El gobierno cubano ha destacado repetidamente sus indicadores sanitarios como una prueba irrefutable del éxito de su modelo socialista.

Uno de los principales argumentos que utiliza el castrismo para defender su modelo político es el supuesto éxito de la salud pública cubana, que según sus cifras oficiales tiene indicadores comparables o superiores a los de países desarrollados. Sin embargo, estas cifras son cuestionadas por diversos expertos y organizaciones que señalan las inconsistencias metodológicas, las manipulaciones estadísticas y las omisiones deliberadas que hacen los informes del gobierno cubano.

«Antes de 1959, los indicadores sociales ubicaban a Cuba entre los países más destacados de América Latina. La tasa de mortalidad infantil en Cuba a mediados de los años 50 (33 por cada 1,000 nacidos vivos) era aproximadamente igual a las tasas de Europa y un tercio del promedio de América Latina (105 muertes por cada 1,000 nacidos vivos). La esperanza de vida al nacer en Cuba (64) también era mucho más alta que en América Latina en general (50). James W. McGuire y Laura B. Frankel han demostrado que entre 1900 y 1959, Cuba superó a otros países latinoamericanos en el aumento de la longevidad y la reducción de la mortalidad infantil. Eso puede reflejar la fortaleza del sistema de atención médica de Cuba. La isla tenía 10 médicos por cada 10,000 personas (10), casi tantos como Europa (11) y los Estados Unidos (13). América Latina se rezagaba mucho con solo 4 médicos por cada 10,000 habitantes» cubaproject.org

Cuba era en 1958 uno de los países con mayor crecimiento económico y social de América Latina, con una esperanza de vida de 63 años, una tasa de mortalidad infantil de 37 por cada mil nacidos vivos y una cobertura sanitaria del 79 % de la población. Estos datos eran superiores a los de muchos países latinoamericanos e incluso europeos en ese momento.

Sin embargo, el castrismo presenta estos datos como si fueran una muestra del atraso y la miseria que había en Cuba antes de la revolución, y los contrasta con los actuales, sin tener en cuenta que otros países también han avanzado significativamente en sus indicadores sanitarios en las últimas décadas.

Por ejemplo, según datos del Banco Mundial, entre 1960 y 2019 la esperanza de vida aumentó en 21 años en América Latina y el Caribe, mientras que en Cuba solo aumentó en 12 años. La tasa de mortalidad infantil se redujo en un 83 % en América Latina y el Caribe, mientras que en Cuba se redujo en un 76 %.

La tasa de mortalidad materna se redujo en un 64 % en América Latina y el Caribe, mientras que en Cuba se redujo en un 55 %. Estas comparaciones muestran que Cuba no ha sido un caso excepcional ni un modelo a seguir.

Resumidamente, en términos generales, estos datos muestran que, si bien el sistema de salud cubano logró mejoras importantes en la salud pública después de la revolución, el ritmo de mejora no ha sido excepcional en comparación con otros países de la región. Además, hay ciertos datos que muestran que la imagen de Cuba como una “potencia médica” es altamente exagerada.

«La gente quiere respuestas concretas. Pero una gran parte de la ciencia es realmente lidiar con la incertidumbre» — Angela Rasmussen

Casi sin lugar a dudas, una de las falacias más utilizada por los regímenes totalitarios socialistas/ comunistas es la conocida como falsa dicotomía, el falso dilema (dilema falsificado), falacia del tercero excluido, o la falsa dualidad. Esta falacia informal que consiste en presentar una elección entre dos opciones como si fueran las únicas posibles, cuando en realidad existen muchas más alternativas. Al crear un falso dilema, los líderes totalitarios buscan obligar a las personas a elegir entre dos opciones extremas, y así manipularlas emocionalmente y controlar sus decisiones.

«La disyuntiva es clara: vencer en la porfía contra la potencia egoísta o desaparecer como pueblo. Esa es la esencia de la cubanía. No hay otra definición posible para nuestra identidad. O somos lo que soñaron los fundadores o no somos. Ahí están las raíces de nuestro socialismo» —Ricardo Alarcón, en aquel entonces presidente del Parlamento cubano.

En el caso de la cita de Ricardo Alarcón, en uno de los medios propagandistas totalmente parcializados hacia el movimiento izquierdista global, se utiliza la falsa dicotomía de manera clara al presentar la opción entre “vencer en la porfía contra la potencia egoísta” o “desaparecer como pueblo”.

Esta dicotomía sugiere que solo hay dos opciones para Cuba: ser socialista o dejar de existir como pueblo. En realidad, hay muchísimas otras opciones intermedias, distintas y posibles, pero los líderes totalitarios buscan limitar el pensamiento crítico y presentar su ideología como la única solución posible.

Es además una idea absurda y falsa, ya que hay muchas maneras de ser cubano y de expresar la identidad nacional, y ninguna de ellas está necesariamente ligada al socialismo o a cualquier otra ideología política en particular. Además, el hecho de que un régimen político se identifique como socialista no significa que represente la totalidad de la identidad cubana o que sea la única forma de ser cubano. La identidad de un pueblo es compleja y multifacética, y no puede ser reducida a una sola dimensión política o ideológica.

Asimismo, ninguno de nuestros “Padres Fundadores” fue socialista o comunista ni comulgaron con sus ideas. Por lo que podríamos identificar otra forma de pensamiento o idea falaz, en este caso un equívoco o antanaclasis (figura retórica), ya que al hablar de “fundadores”, puede haber una ambigüedad en cuanto a qué se está refiriendo exactamente:

¿Se refiere a los padres de la patria que establecieron la nación cubana y su estructura política, o a aquellos que impulsaron la revolución socialista de 1959? Si se está utilizando este término en el segundo sentido, entonces es posible que se esté cometiendo una antanaclasis al hablar de “socialismo” como parte de la identidad cubana, ya que esta ideología no estaba presente en la fundación de la nación cubana.

«La vida misma no es más que lo que tú consideras» —Marco Aurelio

Insisto, volviendo al hilo conductor, de que, aunque sea conocimiento popular el hecho de que no pensamos con racionalidad en todo momento, lo que es trascendente aquí es, que aun creyendo que estamos siendo racionales y teniendo un pensamiento lógico nuestros pensamientos fallan.  

Y la complejidad de nuestra mente es tal que ni siquiera podemos percatarnos en muchas ocasiones, dado que nuestros pensamientos pueden estar influenciados por una variedad de factores subconscientes que nos llevan a tomar decisiones irracionales o a cometer errores en nuestro razonamiento.

Según la definición publicada en Wikipedia, la disonancia cognitiva es «la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones) que percibe una persona que tiene al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto, o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias».

En Cuba, los ciudadanos se encuentran en situaciones donde experimentan gran disonancia cognitiva, es decir, un conflicto entre sus valores y creencias personales y las acciones o situaciones impuestas por el régimen. Algunas personas eligen conscientemente la opción que consideran como el mal menor, asumiendo la molestia que esto conlleva.

Por ejemplo, podrían participar en actividades que van en contra de sus principios, como apoyar al régimen o realizar acciones que consideran inmorales, como los actos de repudio.

Otros cubanos suelen recurrir a sesgos cognitivos para atenuar la disonancia y evitar la incomodidad emocional que esta provoca. Estos sesgos les permiten justificar sus acciones o encontrar nuevas creencias que respalden su actitud.

Por ejemplo, podrían adoptar la idea de que están defendiendo la patria o evitando males mayores como una forma de justificar su participación en acciones controvertidas.

Esto implica que las personas en la sociedad cubana podrían enfrentar tensiones emocionales al vivir en un sistema totalitario, pero al tomar decisiones basadas en sus valores, alineados a las doctrinas inculcadas, pueden encontrar cierto alivio emocional.

Por otro lado, aquellos que, pensando por sí mismo, ponen distancias entre lo ideológicamente impuesto y la verdad de los datos en la realidad, toman una decisión consciente basada en el análisis crítico de la situación, al involucrar ciertas áreas cerebrales de mayor complejidad, terminan tomando decisiones más acertadas, que le retroalimentan generándole menos incertidumbres, temores y así mucha menor tensión o emociones negativas. Esto puede ser relevante para los cubanos que enfrentan constantes dilemas éticos y emocionales en un entorno represivo.

La sociedad cubana vive bajo el control social de un régimen que ofrecer ciertos placeres o satisfacciones colectivas inmediatas, como la seguridad social básica o el acceso limitado a bienes y servicios, a cambio de la supresión de muchas de las libertades individuales.

Sin embargo, la satisfacción individual a largo plazo, como lograr metas personales desafiantes o alcanzar una mejora en la calidad de vida, puede generar no solo una satisfacción más intensa y duradera que los placeres efímeros proporcionados por el régimen, sino una mejora real directa en la calidad de vida de los cubanos como individuos que terminara repercutiendo en la sociedad.

«¿En qué se diferencia la realidad de cualquier otra cosa? En el infinito pormenor que la rodea. Toda cosa real es interminable en el espacio, en el tiempo, en los detalles. Toda cosa fantaseada, por ejemplo, una utopía, un sueño, una fantasía… ¿A qué ahí no hay infinitud por ninguna parte? Preguntas al personaje que sale en el sueño ¿de qué color son sus calcetines? Y no lo sabes, porque no es real» —Antonio Escohotado

Si bien las distorsiones cognitivas no son exclusivas de las personas que viven bajo regímenes totalitarios autocráticos, es cierto que en estas sociedades hay una mayor propensión a la sugestión y manipulación.  Esto es debido a la falta de libertades y a la presencia de un control estatal más fuerte sobre la información y la narrativa dominante. En contextos democráticos, existe un mayor acceso a la diversidad de opiniones y fuentes de información, lo que puede ayudar a contrarrestar algunos de los sesgos y falacias más comunes.

Acerquémonos a algunos ejemplos prácticos:

Restricción de información y control de los medios de comunicación masiva: En regímenes totalitarios, el gobierno tiende a tener un control estricto sobre los medios de comunicación y la información que se difunde. Esto significa que las personas están expuestas principalmente a la propaganda oficial y tienen un acceso limitado a fuentes de información alternativas o críticas. Como resultado, pueden ser más propensas a creer y aceptar sin cuestionar lo que se les presenta, lo que aumenta su susceptibilidad a la manipulación.

Bajo el régimen totalitario autocrático castrista, el acceso a información objetiva y diversa está profundamente restringida. El gobierno controla los medios de comunicación y filtra la información que se difunde, lo que limita la capacidad de los ciudadanos para tener una visión completa y crítica de la realidad.

Así, no existe un espectro de información variada en Cuba, donde el monopolio socialista de la información y su maquinaria propagandística han desaparecido la información crítica o alternativa que cuestione o contradiga la narrativa oficial. Además de los medios de comunicación, la educación también está controlada por el Estado, lo que limita drásticamente la diversidad de opiniones y la posibilidad de un debate abierto, más acorde a la realidad y más cercano a la verdad.

Limitación de la calidad de la información: Bajo un régimen totalitario, la disponibilidad de información de calidad está severamente restringida. Al controlar y censurar los medios de comunicación, estrechan el abanico de posibilidades y el espectro infinito de la realidad, limitando el acceso a fuentes independientes y objetivas. Esto impide o dificulta a los ciudadanos obtener información precisa y completa, lo que a su vez aumentaría la influencia de los sesgos cognitivos y las distorsiones en la percepción de la realidad.

Manipulación de la realidad: Los regímenes totalitarios a menudo intentan reescribir la historia y manipular la percepción de la realidad. Pueden distorsionar hechos, difundir teorías conspirativas y utilizar técnicas de propaganda para moldear la opinión pública a su favor. Esta manipulación constante de la verdad puede llevar a que las personas tengan dificultades para discernir entre la realidad y la ficción, lo que aumenta su propensión a las distorsiones cognitivas.

Veamos quizás el ejemplo más ilustrativo en la actualidad:

En democracias, donde existe una mayor libertad de prensa y acceso a diversas fuentes de información, es más probable que se presenten diferentes perspectivas y se muestre una imagen más precisa de los acontecimientos.

En el caso específico de la invasión rusa en Ucrania, los medios de comunicación en democracias suelen informar sobre los hechos objetivos, proporcionando información de fuentes variadas y permitiendo un debate abierto. Se exponen los actos de agresión y violación de la soberanía ucraniana por parte de Rusia, así como los impactos humanitarios y las violaciones de los derechos humanos asociadas con la invasión. La diversidad de opiniones y análisis en una democracia permite a las personas formarse una opinión más informada y crítica sobre los acontecimientos.

Sin embargo, en regímenes autoritarios como Cuba, donde existe un control estatal de los medios de comunicación y la información, es más probable que la propaganda y la manipulación se utilicen para moldear la percepción de los ciudadanos.

«Medios oficialistas de Cuba impulsan la narrativa rusa sobre Ucrania con desinformación»

En este caso, el gobierno cubano logra filtrar y distorsionar la información que se presenta sobre la invasión rusa en Ucrania, creando una narrativa falsa y deformada sobre el conflicto con el fin de justificar su alianza y mantener el apoyo al régimen ruso y deslegitimar a las fuerzas democráticas que resisten la agresión rusa para respaldar su propia agenda política.

Como en efecto, mientras el mundo democrático asiste a los horrores de la invasión genocida de Rusia en Ucrania, los cubanos dentro de la isla por el aislamiento, la tergiversación, manipulación de la realidad, de la maquinaria propagandística del régimen castrista viven una realidad alterna, paralela donde el magnánimo Putin ha sido obligado a intervenir para salvar a los oprimidos.

«El Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de Cuba reiteró su posición de alineamiento con Moscú en la invasión contra Ucrania, culpó a EE. UU. y la OTAN del conflicto y justificó la agresión» 

El gobierno cubano presenta una narrativa que justifica y minimiza la invasión rusa, argumentando que Putin se ha visto “obligado” a intervenir militarmente para proteger a los rusos y ucranianos en Ucrania. Esta narrativa es totalmente falaz, independientemente de que omite y tergiversar los actos de agresión rusa y los impactos humanitarios negativos causados por la invasión.

«Cuba adopta narrativa rusa sobre guerra en Ucrania (…) Cuando Brent Renaud fue asesinado mientras cubría el impacto de la guerra de Ucrania, los medios estatales en Cuba describieron al fotoperiodista estadounidense como un agente de la CIA. El sitio web de noticias estatal Cubadebate citó a un medio de comunicación iraní como la fuente de la historia, que publicó el 13 de marzo. Pero no especificó el nombre del medio iraní»

En este contexto, las personas en Cuba podrían tener una visión sesgada y limitada de los acontecimientos, confiando en la propaganda y la información filtrada proporcionada por el gobierno. La falta de acceso a fuentes independientes y críticas puede llevar a una aceptación acrítica de la narrativa oficial y dificultar el desarrollo de una opinión informada y objetiva.

La invasión rusa de Ucrania comenzó el 24 de febrero de 2022, cuando el presidente Vladímir Putin ordenó el ataque aéreo y terrestre contra el territorio ucraniano, violando la soberanía y la integridad territorial de ese país. La invasión fue una escalada mayor de la guerra ruso-ucraniana, que había iniciado en 2014 con la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia y el apoyo a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.

«Desmintiendo doce mitos sobre la guerra de Rusia en Ucrania. Hace ahora un año, Rusia inició una guerra de agresión no provocada contra su pacífica vecina Ucrania, mostrando así al mundo el verdadero rostro de las ambiciones imperialistas del Kremlin».

La invasión rusa ha causado decenas de miles de muertos en ambos bandos, y ha provocado la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Además, ha generado una fuerte condena internacional y una respuesta militar y diplomática coordinada por parte de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN y el G7, que han enviado armas, tropas y ayuda humanitaria a Ucrania para defender su democracia y su independencia.

Sin embargo, para los cubanos que viven bajo el régimen castrista, esta realidad es muy diferente. El gobierno cubano ha presentado la invasión rusa como una acción legítima y necesaria para proteger a los rusos étnicos que viven en Ucrania, y para frenar las supuestas amenazas y provocaciones de Occidente. El gobierno cubano ha ocultado o minimizado las atrocidades cometidas por las fuerzas rusas contra los civiles ucranianos, y ha exaltado la figura de Putin como un líder valiente y generoso que defiende la paz y la justicia.

«OTRA CLÁSICA MEZCLA ENREVESADA DE FALACIAS Y NARRATIVAS ENGAÑOSAS» abril 20, 2023

El régimen castrista ha utilizado su monopolio de los medios de comunicación estatales para difundir esta propaganda prorrusa, que se basa en mentiras, medias verdades y desinformación. Los periódicos, las radios, las televisiones y las redes sociales controladas por el régimen castrista repiten constantemente los mismos mensajes y consignas que buscan manipular la opinión pública cubana y crear una imagen negativa de Ucrania y sus aliados.

«Cuba: el modelo educativo que adoctrina a niños para la revolución»

Finalmente, es bien sabido que el régimen castrista también ha usado históricamente su control de la educación para adoctrinar a las nuevas generaciones de cubanos con esta visión sesgada y parcial a conveniencia política.

Los libros de texto, los programas escolares y las actividades extracurriculares están diseñados para inculcar una ideología prorrusa y antioccidental en los estudiantes cubanos, que son sometidos a un constante lavado de cerebro.

«Escuela cubana adoctrina a estudiantes a través de un ejercicio de matemática Fuente: The Epoch Times en español»

Sesgo de confirmación en la interpretación de información: Bajo un régimen totalitario, como el Castrista en Cuba, suele darse un sesgo de confirmación generalizado en la sociedad. Los ciudadanos están más propensos a creer y aceptar información que confirme las doctrinas y la propaganda del régimen, mientras ignoran o descartan cualquier información que contradiga sus creencias preestablecidas.

Esto implica que gran parte de los cubanos tienden a buscar, interpretar y recordar información que confirma sus creencias preconcebidas, ignorando o tergiversando posibles alternativas. Por ejemplo, los seguidores del régimen pueden ignorar o minimizar cualquier información que cuestione o critique al gobierno, y, en cambio, se centran en resaltar cualquier dato que respalde la narrativa oficial. Esto limita la capacidad de evaluar objetivamente la realidad y conduce directamente a una comprensión distorsionada de los hechos.

Estigmatización y desacreditación de disidentes. Un ejemplo tácito de manifestarse este sesgo es en la creencia generalizada de que todos los disidentes, opositores y activistas por los derechos humanos y la democracia en Cuba son mercenarios al servicio del gobierno de los Estados Unidos y la CIA. Esta creencia es una teoría conspirativa difundida por el régimen, un argumento falaz, que se utiliza como estrategia para desacreditar a los activistas, los críticos y justificar la persecución, represión y violencia contra aquellos que se oponen al régimen.

Sesgo de confirmación en la percepción del sistema de salud: Otro ejemplo sería el sesgo de confirmación relacionado con el sistema de salud cubano. El régimen promueve la idea de que Cuba es una “potencia médica” y que su sistema de salud es un ejemplo a seguir para el resto del mundo. Esta propaganda política exaltaría los supuestos logros del régimen en el ámbito de la salud, sin reconocer las fallas y limitaciones del sistema, como la falta de recursos y medicamentos, la baja calidad en la atención hospitalaria y en general, así como la falta de libertad para elegir médicos y tratamientos.

Propaganda y exaltación de logros: En una sociedad totalitaria como la cubana, la propaganda se utiliza ampliamente para exaltar los supuestos logros del régimen. Por ejemplo, se puede promover y difundir la idea de que Cuba es una “potencia médica” antes descrita. Mecanismos que se complementan para facilitar una mayor presión y control social sobre los cubanos.

Sesgo atribucional y falacias lógicas en la propaganda: El régimen podría utilizar falacias lógicas, como la falacia ad hominem (atacar al argumentador en lugar de su argumento) y la falacia de falsa dicotomía (presentar una elección entre dos opciones cuando hay más alternativas posibles), para reforzar su propaganda. Estas falacias se utilizarían para desacreditar a los críticos y presentar al régimen como la única opción viable, limitando así el pensamiento crítico y la consideración de otras perspectivas.

Culto a la personalidad y liderazgo carismático: En la mayoría, si no en todos los regímenes totalitarios, se cultiva un culto a la personalidad alrededor del líder o los líderes. Estos líderes suelen ser carismáticos y tienen un poder de persuasión considerable.

En el régimen castrista, se fomenta un culto a la personalidad del líder, en este caso, Fidel Castro, posteriormente su sucesor en la dinastía, Raúl Castro y ahora a su primer títere de turno, Diaz Canel. Se exalta su figura y se promueve una visión idealizada de su liderazgo, lo que dificulta cualquier crítica o cuestionamiento hacia su gobierno. La capacidad de la propaganda y el adoctrinamiento constante para influir en las masas lleva a que las personas acepten y adopten sus ideas, incluso si van en contra de la lógica, la evidencia y la moral.

Represión y miedo: En sociedades autocráticas, la represión política y el miedo a las consecuencias de oponerse al régimen son comunes. Esto crea un clima de temor y desconfianza, lo que puede llevar a que las personas se autocensuren y eviten expresar opiniones contrarias al régimen. En este entorno opresivo, las personas pueden ser más propensas a aceptar las narrativas oficiales y a adoptar una mentalidad conformista para evitar represalias. Por lo general terminan desarrollando un doble pensar y su doble moral.

Represión de la disidencia: Dentro de Cuba, bajo el régimen castrista, se reprime y persigue a los opositores políticos, activistas por los derechos humanos y defensores de la democracia. Esto se realiza a través de detenciones arbitrarias, censura, intimidación y violencia, con el objetivo de silenciar cualquier voz discordante.

Aislamiento social: Los regímenes totalitarios a menudo buscan controlar y limitar las interacciones sociales de las personas. Esto puede conducir al aislamiento social y a la falta de exposición a diferentes perspectivas e ideas. Sin la oportunidad de debatir y discutir libremente, las personas pueden volverse más susceptibles a las distorsiones cognitivas y menos capaces de pensar críticamente.

Estas explicaciones no se aplican necesariamente a todas las personas que viven en sociedades bajo regímenes totalitarios autocráticos. Si bien algunas personas pueden verse más afectadas por estas influencias, otras pueden desarrollar una resistencia y un pensamiento crítico más fuerte. El grado de susceptibilidad individual puede variar considerablemente.

En resumidas cuentas, es importante reconocer que todos podemos ser víctimas de nuestros propios sesgos y prejuicios, incluyendo aquellos relacionados con el régimen autocrático castrista, que ha ejercido durante décadas un control social sobre la población cubana, basado en la desinformación, la propaganda y el adoctrinamiento sistemático bajo la represión y la limitación de las libertades.

Como ciudadanos con pensamiento crítico, debemos identificar y contraargumentar la desinformación y la propaganda. Sin embargo, vivimos en una era de información abrumadora, donde las opiniones especulativas y las teorías de conspiración sobreabundan. Situación que ha generado una serie de sesgos cognitivos y falacias lógicas que afectan la capacidad de los ciudadanos para pensar críticamente y cuestionar el poder autocrático.

Uno de los grupos más vulnerables a estos sesgos es el del Homo Revolucionarius Kubinskiy, que no es sólo un “tipo de cubano” en sí mismo, sino que además representa el espíritu que nos mantiene cautivos de nuestras mentes como daño antropológico, que no se limita a quien se identifica con la revolución y defiende a ultranza el mafioso sistema político vigente. También a quienes en mayor o menor medida fluctúan dentro de un amplio espectro que va desde ser crítico internamente, a defensor acérrimo, no sujetos a los argumentos o la verdad, sino a fin de ganar o reafirmarse en sus propios pensamientos.

Como grupo y en general nos caracterizamos por padecer una visión dogmática e ideologizada de la realidad, que nos impide reconocer las contradicciones, los errores y los abusos del régimen. Además, como he descrito antes, tenemos una intolerancia a la incertidumbre, una falta de cultura política, una perseverancia de las creencias, un sectarismo ideológico radical, que nos lleva a la agónica sensación de falta de control, una desconfianza pública, sumisión política y hasta intereses financieros que le atan fuertemente al statu quo.

Ante el desafío de enfrentar una crisis económica, social y sanitaria sin precedentes, el Homo Revolucionarius Kubinskiy se aferra a la información oficial y a las teorías de conspiración generadas por los Órganos de la Seguridad del Estado, y el Partido Comunista de Cuba, que le ofrecen una falsa seguridad y una justificación de su posición. Sin embargo, esta actitud, y no el régimen sí, es la que le impide ver las oportunidades de cambio y de mejora que existen en el contexto actual, alejadas de su visión distópica.

Como ciudadanos con pensamiento crítico, tenemos la responsabilidad de identificar y contrarrestar los sesgos y preconcepciones que nos impiden tener una visión objetiva y racional de la realidad cubana. Debemos superar la intuición, la emoción y apoyarnos en el raciocinio para analizar e interpretar la información sobre nuestra propia existencia, sin dejarnos influir por la maquinaria propagandística del régimen.

La neuropolítica es el uso de las técnicas de la neurociencia, la psicología social, y la sociología para influir en el comportamiento político de las personas, apelando a sus emociones y creencias. La maquinaria propagandística del totalitarismo autocrático castrista es el conjunto de medios de comunicación, instituciones y agentes que difunden el discurso oficial del régimen cubano, que busca mantener el control absoluto sobre la población y reprimir cualquier forma de disidencia o protesta.

Ante esta realidad, es necesario desarrollar nuestro pensamiento crítico, que es la capacidad de recopilar y analizar información para llegar a una determinada conclusión, minimizando la incertidumbre y los sesgos. El pensamiento crítico nos permite cuestionar las fuentes, los argumentos y las evidencias que se nos presentan, y buscar otras perspectivas y alternativas. El pensamiento crítico también nos ayuda a tomar decisiones más informadas y racionales, basadas en datos y no en emociones o prejuicios.

Para ejercer nuestro pensamiento crítico y nuestra libertad frente a la neuropolítica de la maquinaria propagandística del totalitarismo autocrático castrista, podemos considerar las siguientes estrategias:

Desarrollar el pensamiento crítico: No dar por sentado todo lo que se nos presenta. Analizar la información de manera objetiva, cuestionarla, buscar evidencias y fundamentos sólidos. Estar dispuestos a cambiar de opinión si se presentan nuevos argumentos o pruebas.

Ser éticos: actuar con honestidad, responsabilidad y coherencia moral entre lo que pensamos, decimos y hacemos. La moral humanista y la ética nos guía para defender nuestros valores, nuestros derechos y nuestra dignidad, así como los de los demás.

— Darle un gran peso y valor a la verdad es fundamental para mantenernos informados y tomar decisiones fundamentadas. La verdad es un elemento central en el ejercicio del pensamiento crítico y en la búsqueda de una sociedad libre y justa.

Valorar la verdad implica buscar información precisa y veraz, basada en hechos comprobables y respaldada por evidencia sólida. Rechazar la manipulación y la desinformación nos permite acceder a una comprensión más clara de la realidad y nos ayuda a evitar ser víctimas de la propaganda o los discursos engañosos.

La verdad es esencial en el diálogo y el debate público, ya que nos permite construir argumentos sólidos y alcanzar acuerdos basados en información confiable. Además, la búsqueda de la verdad fomenta la transparencia y la rendición de cuentas por parte de los líderes y las instituciones.

Conocer nuestros derechos: Debemos estar familiarizados con nuestros derechos como ciudadanos y estar dispuestos a defenderlos. Esto incluye el derecho a la libertad de expresión, la libertad de asociación y el derecho a buscar y recibir información.

Buscar educarse y estar informado sobre los principios fundamentales de la justicia y la ética. Familiarizarse con los estándares internacionales de derechos humanos y las nociones de democracia y buen gobierno. Esto nos ayudará a entender los valores y principios que sustentan una sociedad justa y ética, y nos permitirá evaluar críticamente las acciones y políticas del régimen.

Ampliar nuestras perspectivas: no quedarnos con una sola opción o punto de vista, sino buscar otras fuentes de información, tanto dentro como fuera de Cuba, que nos ofrezcan una visión más amplia y diversa de la realidad. Así podremos contrastar los datos y formarnos una opinión propia y fundamentada.

Diversificar nuestras fuentes de información: Es imprescindible buscar información de diversas fuentes, tanto nacionales como internacionales, para obtener una perspectiva más amplia y objetiva. Buscar fuentes de información variadas es fundamental para no depender únicamente de una fuente de información. Exponerse a diversas perspectivas y puntos de vista nos permite obtener una visión más completa y objetiva de los acontecimientos.

Buscar fuentes de información alternativas diversas que no estén controladas por el régimen. Esto podría incluir medios de comunicación internacionales, organizaciones de derechos humanos, publicaciones en línea, testimonios de personas que han vivido experiencias similares y otros canales que ofrezcan una perspectiva más amplia, crítica y ética. Exponernos a diferentes puntos de vista nos ayudará a cuestionar la narrativa oficial y a obtener una visión más objetiva.

Ser escépticos: Es importante cuestionar y analizar críticamente la información que recibimos, no creer todo lo que se nos dice o muestra, aunque sea de canales oficiales, sino verificar la veracidad, la credibilidad y la intención de las fuentes.

También debemos ser conscientes de nuestros propios prejuicios y suposiciones, y dejarlos de lado cuando sea necesario. Es importante desarrollar habilidades críticas y analíticas, como la capacidad de reconocer falacias lógicas, evaluar la evidencia y argumentar de manera efectiva.

— Verificar la veracidad de la información: Antes de creer, aceptar una información como verdadera, o compartir dicha información, es necesario verificar su veracidad y confiabilidad. Podemos hacer esto mediante la búsqueda de otras fuentes que corroboren la información, la revisión de datos estadísticos y la consulta de expertos para contrastar la información.

Análisis crítico de la propaganda: Desarrollar habilidades de pensamiento crítico para evaluar la propaganda y la retórica utilizadas por el régimen. Aprender a identificar las técnicas de manipulación utilizadas, como la tergiversación de hechos, la demonización de opositores o la promoción de un culto a la personalidad. Al cuestionar y analizar de manera crítica los mensajes propagandísticos, podremos desarrollar una perspectiva más objetiva y comprender las manipulaciones detrás de ellos.

Ser curiosos: no conformarnos con lo que sabemos o lo que nos han enseñado, sino buscar más información, más conocimiento, más cultura. La curiosidad nos impulsa a aprender cosas nuevas, a descubrir otras realidades, a desarrollar nuestra creatividad y nuestra capacidad de resolver problemas.

Ser abiertos: Mantener una actitud abierta y reflexiva. Es estar dispuestos a escuchar y entender otras opiniones, otras experiencias, otras formas de pensar. La apertura mental nos permite enriquecernos con la diversidad, respetar las diferencias, dialogar y cooperar con los demás. Evitarnos caer en la intolerancia y el sectarismo.

Ser autónomos: tomar nuestras propias decisiones, basadas en nuestro criterio y nuestra voluntad. La autonomía nos hace libres e independientes, capaces de asumir las consecuencias de nuestras acciones y de cambiar lo que no nos gusta o nos hace daño.

Conocer la historia y el contexto: Entender el contexto histórico, político y social en el que se enmarca la propaganda o la manipulación es fundamental para poder evaluarla adecuadamente. Conocer los antecedentes y las consecuencias de determinadas políticas o acciones nos permite formar juicios más fundamentados.

Preservación de la memoria histórica: No olvides el pasado y las lecciones que se pueden aprender de él. Conoce la historia de tu país y cómo se han desarrollado regímenes totalitarios en el pasado. Examina cómo se ha manipulado la ley y la moralidad para mantener el poder. La memoria histórica puede ayudarte a contextualizar y comprender mejor el presente, y a reconocer las falacias y distorsiones que se utilizan en tu sociedad.

Ser activos: participar en la vida social, política y cultural de nuestro país, expresando nuestras ideas, demandas y propuestas. La participación nos hace ciudadanos conscientes y comprometidos con el cambio social, con la democracia y con los derechos humanos. Debemos participar activamente en los procesos democráticos, incluyendo la elección de líderes y representantes que defiendan nuestros intereses.

Promover el diálogo y el debate abierto: Buscar espacios donde se pueda discutir y debatir de manera respetuosa, intercambiando ideas y puntos de vista. El intercambio de opiniones y el análisis crítico colectivo contribuyen a una visión más amplia y a una mejor comprensión de los temas.

Redes de apoyo y discusión: Busca establecer contactos y conectarte con otras personas que compartan tus preocupaciones. Formar parte de comunidades y redes de apoyo puede brindarte un espacio seguro para expresar tus inquietudes, discutir ideas y encontrar apoyo mutuo. Estas interacciones pueden fortalecer tu comprensión de que la ley y el Estado no siempre representan la justicia y la moralidad más elevadas.

Ser solidarios: apoyar y colaborar con las personas que sufren injusticias, violencia o necesidades. La solidaridad nos hace más humanos y sensibles ante el sufrimiento ajeno, y nos une en la lucha por una sociedad más justa e igualitaria.

Proteger la libertad de expresión: Defender y promover la libertad de expresión es esencial para contrarrestar la manipulación y la propaganda. La diversidad de voces y opiniones enriquece el debate público y nos ayuda a formar nuestras propias opiniones de manera informada.

Estas son algunas estrategias y formas de ejercer nuestro pensamiento crítico y nuestra libertad frente a la neuropolítica de la maquinaria propagandística del totalitarismo autocrático castrista. No son las únicas ni las mejores, pero pueden servirnos como punto de partida para reflexionar sobre nuestra situación actual y sobre cómo podemos mejorarla.

«Ningún gobierno, ya sea democrático o dictatorial, puede liberarse del dominio de la ideología generalmente aceptada» — Ludwig von Mises (Human Action).

El pensamiento crítico es una herramienta poderosa para resistir al autoritarismo y para construir un futuro mejor para nosotros mismos y para nuestro pueblo.

Comencemos simplemente con ser sinceros con nosotros mismos y para con los demás, solo aceptar la verdad nos permitirá reconocer la realidad de la miseria en la que nos tienen, y nos abrirá las puertas del cambio en el clima de las absurdas y obsoletas ideas, presentadas como inamovibles, y así poder señalar con pensamiento crítico libre a las inhumanas políticas públicas de la kakistocracia castrista, que nos permita cambiar la dirección de la economía política ajustada a las necesidades de nuestro pueblo.

«Quienes construyen sobre ideas, construyen por una eternidad» —Ralph Waldo Emerson

Estas perspectivas, las ampliaré más allá de lo personal en modestas recomendaciones a los cubanos como pueblo en el artículo final de esta serie. Muchas gracias.

Los invito a seguir con la serie en la segunda parte: Redistribución progresista, esa “plusvalía” socialista de facto, o el arte del escamoteo de ir lucrando con lo ajeno.

*PD:

Es importante destacar que la denuncia presentada en esta serie de artículos no tiene como objetivo atacar a ningún colega o profesional en particular, ni realizar generalizaciones infundadas. Más bien, se trata de una crítica a cómo un régimen totalitario y autocrático puede ejercer una influencia negativa sobre el pensamiento crítico, la moral y la ética de toda la sociedad, incluyendo a los científicos, médicos y otros profesionales.

Es nuestra responsabilidad ética como profesionales de la comunicación y la información, informar de manera objetiva y rigurosa sobre situaciones que pueden afectar a la salud y el bienestar de las personas. En este sentido, es importante resaltar que la denuncia presentada en el artículo se basa en hechos concretos y documentados, y no en meras especulaciones o rumores infundados.

Por tanto, es nuestro deber como profesionales, fomentar el debate crítico y constructivo en torno a este tema, con el fin de promover el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, y de garantizar que la práctica profesional se lleve a cabo de manera ética y responsable.

Asimismo, es nuestra responsabilidad como ciudadanos promover una sociedad justa, democrática y libre, en la que se respeten los derechos y la dignidad de todas las personas, sin excepción alguna.

Publicado por José Alberto

What's up World! My #brain's job is to take care of yours! Competitiveness in my life is simply to be better every day, no better than anyone or someone else, but better than I am right now! Passionate about human behavior and cognition! #Insight into #Neurology

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